sábado, 21 de julio de 2012

Capítulo 5 (Parte II)


-Bueno, no sé realmente qué está pasando. Sé que nada bueno, que hay una conspiración o algo por el estilo.
-¿Quieres la verdad, Katniss?- asiento-. Tienes toda la razón. Existe esa conspiración, existe un gobierno opresor, existe el odio. La venganza.
-¿Venganza?
-Sí, no podemos hacer nada. Podemos grabar un propo, podemos calmar la preocupación, podemos intentar que tu boda sea un evento que ayude a mitigar las revueltas, pero no podemos prometer que Panem no se sume en el caos de nuevo.
-Pero Beetee, si eso pasa la gente volvería a formar una rebelión contra el Capitolio.
-Puede que sí, sólo si hablamos de que el Capitolio tenga privilegios que no tengan los demás distritos.
¿Qué? No lo entiendo. ¿Quiere decir que sólo la gente protestaría si el Capitolio vuelve a ser el más poderoso de todos? Si hay Juegos no importaría si participara el Capitolio, eso quiere decir, ¿no? Pero cómo va a ser eso posible. Es lo más absurdo que he oído, es más estúpido que mi idea de ser presidenta. Además, ¿cómo va a existir un gobierno tirano si no hay nadie que tenga más poder que otro?
-Beetee, eso no es posible. No podemos volver a estar como antes si el Capitolio tiene los mismos derechos que los demás.
-Mientras tú no lo sepas no habrá problemas. Verás, esta vez será diferente, no serán tan tontos, no al principio. He oído todo lo que los candidatos quieren hacer, y la verdad, si fuera cierto, cualquiera podría salir sin inconvenientes para la Asamblea. Todos serían dignos, siempre que prometiesen cumplir con las Normas de la Paz-hace una pausa para que asimile todo lo que quiere decirme-. Puede que nos equivoquemos, a lo mejor el nuevo presidente no tiene planes conspiradores ni nada por el estilo, pero entiendo que después de todo lo vivido no podamos fiarnos.
-¿Entonces?
-Sólo nos queda esperar.
-He oído eso mucho últimamente, y la verdad es que estoy cansada. Mi idea es presentarme a las elecciones.
-¿Quieres ser la presidenta?
-No, para nada. Sabes que odio todo ese mundo, pero si salvo a mis hijos de la tiranía, la respuesta es sí.
Beetee se queda callado, mirándome. Veo en sus ojos una disculpa, supongo que el perdón que nunca llegó después de la muerte de mi hermana, pero también veo esperanza. Ve en mí la presidenta que justo se hubiese elegido de haberse hecho una asamblea. Él sabe que yo sería la primera en respetar la libertad y en promover la paz, y sabe que mi cara es el símbolo de la rebelión, que soy el Sinsajo, y, aunque hay mucha gente que me odia, también hay mucha gente que me quiere. Puede que todos me recuerden como la adolescente que ganó y desafió al Capitolio, y por supuesto, que devolvió la paz a todos y cada uno de los distritos. Aquella chica que mató a Coin, que clavo la flecha que debía haber acabado con la vida del Presidente Snow en su corazón. Sí, también habrá muchos que me vean como la pobre loca infeliz que perdió a su hermana y en consecuencia la cabeza. Muchos me habrán olvidado. Después de todo, desde que maté a Coin no he vuelto a salir en público. La mayoría creerá que estoy internada en algún centro o que no he sido capaz tanto de superar todo lo que pasé, como haber sido capaz de formar una familia, y menos al lado del hombre que ganó los Juegos junto a mí y fue envenenado para intentar matarme. Pero aquí estoy, más fuerte que nunca, con mucho más por lo que luchar en estos momentos.
-Es una idea genial, hay que hablarlo con los demás.
-Antes me gustaría consultarlo con Paylor. Sé que va a venir.
-Para ello debéis quedaros esta noche y volver mañana al 12. No nos dará tiempo de grabar y planear tu salto a la presidencia en un sólo día, y menos en el estado en el que está Paylor.
-Vale, pero tendríamos que grabar ahora y preocuparnos por lo otro después.
-Lo que quieras, chica en llamas.
Salimos de la habitación donde nos habíamos metido para tener más intimidad y volvemos a donde están Peeta, Haymitch y Plutarch. Los tres parecen haberse puesto al corriente de todo lo que sucede y me miran con el semblante serio. Pestañeo un par de veces creyendo que de alguna manera han escuchado mi plan y luego me convenzo de que sólo es por todo este rollo de las elecciones y todo eso. Beetee los manda fuera y llama a un equipo de preparación. Dos estilistas que no conozco y que no tiene ni por asomo la misma habilidad que Octavia, Flavius y Venia, me arreglan el cabello es una trenza simple y me maquillan con lo básico. Me ayudan a ponerme el traje del Sinsajo y, una vez estoy en él, los recuerdos se agolpan en mi mente hasta el punto en el que me mareo. Peeta viene casi corriendo y me sujeta con fuerza.
-Katniss, ¿estás bien?
-Sí, sí. No te preocupes- pero empiezo a verlo doble y el mundo da vueltas sin parar-. Creo que no he descansado lo suficiente, sólo es eso.
-A la próxima nos vamos, te lo prometo.

Nos llevan a los exteriores. Según Plutarch será mejor grabar ahí fuera con todo el bosque de fondo y el sol dándome de pleno mejor que la luz artificial. Mientras caminamos me voy aprendiendo frase por frase todo aquello que debo decir. Son líneas fáciles con el mensaje claro. Beetee dice que lo del anuncio de la boda me lo deja a mí, que no hace falta que me pongan el texto. De nuevo la tarea de improvisar, ¿es que nadie entiende que no sirvo para eso? Peeta es el que hace magia con las palabras, no yo.
De repente, cuando me están colocando justo donde quieren que grabe, veo a Sarah y Jaden corriendo detrás de una pelota con otros niños alrededor. Se están divirtiendo y me pregunto si habrá sido Peeta el que les habrá dado el permiso por escrito.
-Katniss, estamos aquí- dice Beetee haciendo aspavientos con los brazos-. Cuando quieras comenzamos.
Me coloco en posición y releo por última vez todas las líneas, dejo caer el papel y cierro los ojos esperando acordarme de todo. Al abrirlos veo que la cámara ya está lista para comenzar a filmar y suspiro asintiendo con la cabeza. Ya estoy lista y sé que debo esforzarme para que esto salga bien.
-A la de tres-dice Plutarch-. Uno, dos...-cada segundo pasa lento y me permito mirar a Peeta por última vez antes de grabar-. Tres.
El piloto de la cámara se vuelve rojo y miro hacia ella durante unos segundos, con la mirada fría, con los labios cerrados, sellados antes de decir nada. Estoy intentando que la gente que vaya a verme tenga tiempo para ver y reconocer al Sinsajo, entonces, cuando creo que todo el mundo sabrá quién soy, digo con voz alta, clara y firme:
-Ciudadanos de Panem, quiero haceros un comunicado. Sé que estas últimas semanas sin presidente están siendo duras para algunos, pero no debéis temer. Pronto todo se solucionará y el país estará seguro-la voz me tiembla un poco al decir la última palabra porque todo indica que es mentira -. Ahora todos debemos mantener la calma. No debe haber altercados ni nada por el estilo. Todos sabemos que somos una nación fuerte y que podremos esperar...-entonces justo debajo de la lente de la cámara, hacia donde estoy mirando, aparece un cartel blanco con letras grandes inscritas en él. Al principio pone “lee lo siguiente en voz alta”-. ...esperar justo una semana y dos días. El 18 todos presenciaremos las elecciones, así como mi boda- abro mucho los ojos al leer “18” y “mi boda”. La noticia me deja en estado de shock durante segundos hasta que atisbo a Peeta por el rabillo del ojo diciéndome que siga-. Ese mismo día acontece mi matrimonio con Peeta Mellark. Quería pedirnos en nombre de muchos otros que hasta ese día no hagáis nada por intentar solucionar el problema, ya que sólo se agravaría más-quitan el cartel y ponen otro nuevo-. Hasta ese día- vuelvo a repetir porque es justo lo que leo y entiendo que es una indirecta-. El Sinsajo a resurgido de sus cenizas y no volverá a irse, lo prometo.
Cuando veo que la luz roja se apaga y que no hay más letras que leer, me apoyo contra un árbol y pienso lo que acabo de decir; las elecciones son el mismo día que mi boda. He dicho que la gente debe mantener la calma hasta ese día, justo hasta el 18. ¿Por qué? Beetee ha dicho que lo mismo estaban equivocados, pero si lo que pienso es verdad, entonces todo da a entender que si que habrá un gobierno parecido al de antes y que si el Sinsajo renace tendré que volver a pelear. Odio que hayan hecho ese cambio de última hora. Seguro que ya lo tenían planeado de antes.
-¿Estás bien?-pregunta Haymitch acercándose.
-Tú lo sabías, sabías que era en mi boda. ¿Cómo no me lo has dicho antes?
-Katniss...
-¡No, no me vengas con excusas!-replico furiosa-. Siempre me haces lo mismo, ¿cuándo voy a tener el derecho de saber la verdad justo en su momento?
-Katniss...-vuelve a intentar pero de nuevo le corto.
-Haymitch, tenía derecho a saber que las elecciones son el 18. Y encima me hacéis aprender algo que luego no digo, ¿por qué?
-Katniss, fui yo. Yo dije que no te lo dijeran-dice de repente Peeta.
-¿Qué?
Peeta intenta abrazarme, supongo que para intentar calmarme, pero ahora mismo estoy tan enfadada con todos los que me rodean que me zafo de sus brazos y le planto una bofetada. Es un movimiento involuntario. En cuanto soy consciente de que he agredido a Peeta salgo corriendo hacia el bosque. Sé que él no tenía derecho a elegir qué debo saber y qué no debo, pero tampoco he debido pegarle. Toda la tensión, toda la furia acumulada, ha salido disparada en esa bofetada y ahora me siento muy mal.
Empiezo a llorar descontroladamente y arco en mano sigo corriendo por el bosque con la intención de alejarme de la civilización por un rato. Mi comportamiento no ha sido el más adecuado y encima todo el mundo lo ha visto. Ahora necesito tiempo para pensar, meditar y ver que diré al volver a 13 para justificar mis medios.
No puedo contar con el apoyo de Peeta ahora mismo y necesito sus brazos como cualquier noche después de una pesadilla. Ojalá hubiera pegado a Haymitch porque ahora no me sentiría tan avergonzada. Pero estoy en lo cierto. Tengo el derecho de cabrearme ya que nadie me ha contado que mi boda iba a coincidir con las elecciones. Sé que lo han hecho por mí, o al menos es lo que pensaban.
Me quedo durante horas sentada en una roca esperando que alguien venga a por mí, o a tener las fuerzas suficientes como para volver con los demás y pedir disculpas. Mirar a Peeta a los ojos y desear que no tenga en cuenta lo que he hecho. Entonces me levanto lentamente, con una flecha cargada para disparar y acertar en la rama de un árbol, pero justo cuando voy a soltar la cuerda, un mareo intenso vuelve a apoderarse de mí y caigo al suelo de rodillas. La cabeza me da vueltas y veo borroso. No sé que me ocurre. Puede que sea por no haber desayunado esta mañana, puede que sea por la presión, o simplemente todos estos pensamientos me produzcan este tipo de dolor. Sea lo que sea, siento que estoy apunto de desmayarme justo antes de escuchar unos pasos dirigiéndose hacia mí.


5 comentarios:

  1. Me encantaaaa!!! SIGUIENTEE POR FAVOOR :3

    ResponderEliminar
  2. holaa :) tienes los siguientes capitulos escrits yaa? cuando los vas a subiir? ^^

    ResponderEliminar
  3. No, aún no están escritos. El 6 lo intentaré tener para hoy, pero aviso que el 7 va para largo.
    Muchas gracias^^

    ResponderEliminar