sábado, 6 de octubre de 2012

Capítulo 8 (parte I)


Me quedo contemplando el cuadro que Effie y mis hijos han colocado en el salón de Haymitch sin atender a las palabras que los presentes en la habitación dicen. Estoy demasiado confusa como para entenderlas porque quizá me esté pasando lo que me pasó después de matar a Coin. Creo que he entrado en un estado en el que vuelvo a estar mentalmente desorientada, aunque quizá solo sea la presión y el pánico apoderándose de mí. Sea como sea, el cuadro de Peeta hace que me quede observando cada detalle del mismo, incluso palpando algunas zonas de la pintura y maravillándome de lo reales que somos ahí dentro, de lo felices que parecemos, de que no hay ninguna preocupación. Es como si ese cuadro fuera la realidad y esta imagen de Peeta, mi madre, Cinna, mis estilistas, Paylor, Beetee, Haymitch, Effie, Enobaria, Johanna, Annie, los niños y Gale no fuera más que un cuadro retratando el horror de cada uno de nosotros. Si Peeta cogiera un lienzo, un pincel y una paleta de colores estoy segura de que podría pintar todo lo que mis ojos y mi mente me dicen.
Sigo mirando el cuadro, no quiero atender a los demás y me da igual si tienen que decir algo importante. Ya he escuchado suficiente por hoy. No quiero saber nada más de elecciones, de políticos corruptos, gente amenazando a mis hijos o a mí misma, ni nada más de lo que me han contado de vuelta a la Aldea de los Vencedores. Hoy es mi día. Era mi día. ¿Por qué simplemente no puedo pasar un día tranquila, sin preocupaciones y sin nadie poniéndome la espada en el pecho? ¿Por qué hoy, precisamente el día de mi boda, tienen que llegar para estropearlo?
El timbre de la puerta me asusta. No sé por qué. No sé por qué siento la necesidad de bloquear las ventanas y no dejar que la persona que haya detrás de ella pase dentro. Un mal presentimiento, una mala noticia viene acompañada de esa persona. Pero mi cuerpo no está decidido a cooperar y no se mueve. Peeta abre la puerta y tras de él veo a Caesar Flickerman con el pelo y las cejas morados. Casi igual que cuando lo vi la última vez y me quedo asombrada. Viene hacia mí directamente y me abraza.
-Quería darte mi más sincera enhorabuena y pedirte perdón por no haber llegado a tiempo-dice, entonces se coloca a mi lado y mira al resto-. Ha habido muchos problemas con el transporte. A mi no me dejaron subir en el tren que iba directo al 12 esta mañana y por lo tanto no he podido asistir. Pero al menos no ha sido en vano-hace una pausa y mira a Paylor directamente-. Puede que muchos de vosotros aún me veáis como un títere del Capitolio, pero he sufrido y aprendido todas las lecciones.
-¿Traes noticias?
Asiente con la cabeza y me mira a los ojos. Se muerde el labio inferior y suspira. ¿Qué pasa? Miro a mi alrededor. Todas esas caras tan familiares y conocidas me observan y apartan la vista enseguida. Hay algo que todos sabes y yo no. Algo que seguramente me han ocultado más tiempo del que creo y ahora ninguno tiene el valor suficiente para decírmelo. Pero aguardo en silencio devolviendo cada mirada con el doble de furia que puedo contener dentro. Al final Paylor es quién decide comunicármelo.
-Katniss- comienza y sé que no es nada bueno-, hay ciertas cosas que te hemos ocultado estas últimas semanas.
-No queríamos que sufrieras más-continua Peeta intentando justificar al resto.
-Pero creíamos que era lo mejor en su momento ya que parecía que entre todos podíamos solucionarlo-dice Beetee-. Aunque parece que no ha sido posible.
Todos, absolutamente todos en la sala menos Gale, agachan la cabeza. Miran sus pies y algunos se llevan las manos al rostro. Yo no dejo de preguntarme que podría ser eso tan horrible que han tenido que ocultarme y que ahora está causando este caos. Aunque algo en mi interior me da la respuesta.
-Decidme lo que es. Quiero saberlo, me da igual si me hace daño o no pero necesito saber qué es.
Haymitch levanta la cabeza y camina despacio hacia mí. Cuando lo tengo enfrente se vuelve al cuadro y lo señala. Veo que sus ojos se empañan en lágrimas y el corazón se me hace minúsculo.
-¿Qué ves?-pregunta pero no contesto-. Es una gran familia feliz y sin problemas. A salvo y sin daño, ¿verdad?-continúa.
-Sí-confirmo y miro el cuadro buscando alguna pista en él que me conduzca al grano.
-¿Qué más?¿Qué ha plasmado Peeta ahí dentro?
Muchas cosas. Todo en definitiva. La felicidad, la alegría, el saber que no hay más Juegos, la unidad, la fraternidad, el amor, lo que es imposible se vuelve posible...A mí por lo menos me transmite una infinidad de sentimientos.
-¿Vida?-contesto.
-Exacto-confirma-. ¿Qué es lo que hace que no estés vivo?
-La muerte-no sé por dónde me quiere llevar, pero por ahora no lo está consiguiendo y eso que él y yo nos entendemos a la perfección.
-Si, Katniss, todos morimos. Pero me refiero a que si estás a salvo, vivo, sin daño, sin preocupaciones y peligros, ¿qué es lo único que conozcas que puede arrebatarte todo eso?
Mi mente viaja tiempo atrás. Se remonta a mis once años, mi padre muerto, mi hermana muriendo, mi madre igual y yo camino de lo mismo. Mi desesperación por mantenernos con vida, el hambre que pasábamos, el frío, las incomodidades, la falta de sueño, de vida, de alegría, la opresión. El miedo de que al cumplir los doce tu nombre estuviera escrito en un papeleta que podía llevarte a una muerte segura. El tener que verte obligado a pedir teselas porque no te queda otra si quieres llevarte algo a la boca. El miedo que me producía todo aquello y lo valiente que me hizo en su día.
Las cosechas año tras año, sin remedio, sin justicia. Un mundo que sabes que tienes que afrontar. Tus amigos yendo a los Juegos, tú presentándote voluntario en lugar de tu hermano. Prim. Primrose Everdeen. El pánico tan grande, tan real y tan fuerte cuando escuché su nombre. Cuando mi pobre y pequeña hermana caminó hacia el escenario.
El Capitolio y sus horribles Juegos. El desfile, las entrevistas, los entrenamientos y la Arena, como no. El tener que luchar contra todo si quieres vivir. El no comprender eso de no ser una pieza de sus juegos pero provocar un levantamiento tras otro por mi actitud. Peeta muriendo, yo muriendo, Rue muriendo. Cato, Glimmer y Marvel. Thresh y Clove. Los mutos. La comadreja. Todo eso que me ha ido haciendo valiente, que me ha hecho luchar, que me ha mantenido de pie. Todas esas muertes, esos primeros Juegos, esos segundos Juegos, esa rebelión, se apoderan de mi y me golpean. Las heridas cicatrizadas vuelven a abrirse y necesito sujetarme en la pared.
Los recuerdos siguen fluyendo como si un río se estuviera descongelando después de años de letargo. La gira de los vencedores, Snow amenazándome, Gale sangrando. El Vasallaje. Todos esos vencedores reunidos en una nueva Arena dispuestos a combatir para perdurar o a morir para que los demás tengan una posibilidad de dar la vuelta a Panem. Peeta tendido en el suelo sin respirar. El recuerdo fugaz de nuestro hijo inventado para los patrocinadores. La sed y el hambre. Mi arco y mis flechas. La perla, la noche en la playa y multitud de pequeños detalles que ni sabía que estaban ahí. Los mutos de nuevo y la voz de mi hermana gritando por toda la jungla.
El horror que viví una vez salvada. Y ahora viene la lucha Peeta-Gale, ser o no ser el Sinsajo, andar perdida por culpa del secuestro de Peeta. Creer que el 13 es algo surrealista aún viviendo en él. La rebelión. Las muertes a mi paso. Las calles del Capitolio. La crueldad. Finnick.
Se acabó. No puedo más. No puedo llegar a la parte final donde mi hermana muere. No puedo dejar que Prim muera de nuevo en mis recuerdos, eso me duele demasiado. Pero aún así, aunque no llegue directamente a esa parte, aunque me prohíba recordarlo, todo lo demás acaba por hacerme ver lo que Haymitch quiere decir y dejo que todo ese peso, toda esa vasta carga de sentimientos, negatividad, muerte y dolor acaben por derrotarme y entonces mis rodillas fallan y caigo al suelo.
Pestañeo intentado recuperarme del shock, pero es algo que me ha dejado bastante conmocionada. Quizá solo haya sido un cúmulo de cosas las que me hayan llevado a pensar tal circunstancia, pero puede que de verdad haya entendido al mentor. Sé que todo el mundo tiene la atención puesta en mí, pero ahora mismo eso me da igual.
-No puede ser-musito con la voz ronca-. Me niego-y sacudo la cabeza.
Justo cuando voy a declarar en público mis pensamientos, alguien enciende la televisión (Paylor, creo) y no me atrevo a mirar a la pantalla. No tardo en descubrir la respuesta.
-El nuevo presidente de Panem, August Paladecki, quiere pronunciar un breve comunicado para la población-suena la voz de una presentadora-. Pero antes queremos dejarles en exclusiva imágenes inéditas de la boda de Katniss Everdeen y Peeta Mellark.
Eso, por supuesto, reclama mi atención y levanto la cabeza para mirar algunas fotos de la Pradera, de la ceremonia y del baile.
-¡Eso es imposible!-exclama Effie-. Mira que me encargué de todo-refunfuña.
A continuación veo la cara del nuevo presidente. A pesar de lo que creía es joven. No superará los cuarenta años, sí, incluso me aventuro a decir que tiene más o menos mi edad, aunque teniendo en cuenta la cirugía que allí, cualquiera sabe. August se aclara la garganta, pone los papeles en su sitio, sonríe hacia la cámara y procede a pronunciar su discurso:
-Ciudadanos de Panem, me alegra poder ser vuestro presidente desde este preciso instante. No sé que sabe cada uno de ustedes sobre lo que era un rey absolutista en tiempos antiguos, pero era todo un privilegio. De hecho, ahora podréis tener el honor de ser parte de un gobierno absolutista que velará por vuestro bien, como siempre-hace una pausa para cambiar de hoja y traga saliva-. Hemos pasado quince años de prosperidad. La tierra se ha regenerado, la población es joven, los ciudadanos son ejemplo de sacrificio y aquellos que sobrevivieron a la rebelión todo un ejemplo a seguir. No hay que irse muy lejos, todos conocemos a la señorita, perdón, señora Everdeen, aunque ya sea Mellark. Ella es todo un ejemplo de sacrificio y valentía, ¿verdad? Sobrevivió a dos Juegos del Hambre y encima se coronó Sinsajo. Increíble. Me pregunto si sus dos hijos serán como ella, ¿no sería interesante descubrirlo?
<<Pero no estoy aquí para hablar de Katniss. Estoy aquí para prometeros seguridad e igualdad. Sí. Puede que muchas decisiones a partir de ahora las tome y nadie pueda refutarlas y mucho menos negarse a ellas, pero la igualdad entre ciudadanos normales es lo que busco. Lo que me importa. Ese es el problema fundamental que muchas civilizaciones, imperios y reinos han tenido a lo largo de los siglos. Y durante mi gobierno, dure más o dure menos, es lo que voy a conseguir.
<<Pensemos pues en lo que falló en el penúltimo gobierno que hemos tenido. ¿Los Juegos? Supongo que ahora todo estaréis asintiendo en vuestras casas. Pero, os propongo otra pregunta, ¿qué falló de los Juegos? Sí, fue la no igualdad. Mientras que existía un Distrito 13 conspirando y el Capitolio se emborrachaba y disfrutaba. 12 distritos eran condenados año tras año viviendo injusticias. Por suerte eso terminó. Y vuelvo a mencionar a Katniss, nuestro querido Sinsajo que acabó con Snow. ¿Os acordáis de él? Yo sí. Como si lo viera todos los días. Y para una persona que no vivió junto a él mucho tiempo puede pensar lo que quiera. Que si era un tirano, que si gobernaba mediante la esclavitud y las amenazas, que si robaba... Bien puede ser cierto. Sin embargo yo he vivido junto a él desde que nací. Me cuidó y me enseñó y ahora retomo su camino en el poder. Mi abuelo era un hombre que no se merecía morir en tales circunstancias, pero al menos me enseñó que sus errores se podían enmendar y hacer de Panem una nación verdaderamente unida.
<<Después de esto, solo me queda una cosa que decir y la más importante. Quiero que todos vosotros, independientemente de qué distrito seáis, escuchéis con atención lo que voy a decir. Panem contribuirá en unidad al desarrollo de los bienes materiales, los sectores de la agricultura, ganadería, minería, pesca y madera. Los distritos 10, 11, 12, 4 y 7 volverán a tener sus funciones como lo hacían cuando el Presidente Snow gobernaba. Estos se encargarán del abastecimiento del Capitolio y el distrito 13. Los distritos 1, 2 y 8 proporcionarán los artículos necesarios para la vida cotidiana y tendrán que abastecerse a ellos mismos. El distrito 5 estará encargado de todo el sistema eléctrico de Panem, ampliando así sus fronteras con el distrito 4 y también se encargará de proporcionar el alimento necesario a éstos últimos. Los distritos 3 y 6 deberán abastecerse mutuamente mientras trabajan codo con codo en las tareas asignadas. Por último el 9 tendrá una función menos representativa aunque tendrá que aportar anualmente una cantidad específica de grano para los distritos 4 y 12. El distrito 13 tiene una función especial que no se mencionará en este comunicado.
<<Estas son las nuevas leyes: habrá un número determinado de agentes de la paz por distrito y zona. La áreas señaladas como prohibidas serán intraspasables. No se permite la caza furtiva en ningún distrito, siendo únicamente el 9 y el 12 los únicos donde habrá cazadores experimentados y contados en un censo que se repartirán y solo podrán ejercer su cargo en las fechas señaladas. Igualdad ante todos. Respeto al nuevo presidente e unidad unos para con otros. Siguen vigentes todas las anteriores normas con posibilidad de modificación en los siguientes días.
<<último punto. Panem acogerá un tradición anulada considerando así estos quince años un período de descanso. Durante tres años un grupo cuidadosamente seleccionado y altamente secreto ha estado diseñando lo que será el nuevo estadio de los Septuagésimo Séptimos Juegos del Hambre que acontecerán dentro de un mes exactamente. El dieciocho de septiembre, cumpliéndose así un mes de mi mandato, un nueva cosecha resurgirá de las cenizas. Pero, esta vez, hay reglas que se han cambiado ya que las de antes no permitían una absoluta igualdad. Este año, y a partir de ahora, década tras década, el Distrito 13 y el Capitolio entrarán en el sorteo, siendo así veintiocho los tributos que deberán luchar a muerte hasta que solo uno quede vivo. A este último tributo, vencedor, se le concederán riquezas y honores nunca antes vistos. Otra nueva regla es que la edad ahora es de once a dieciocho. Además las teselas van a desaparecer. Cada año se irá sumando el número de papeletas de cuántos años has participado aparte de la propia papeleta de dicho año multiplicado por dos. Es decir, que si a los once tienes dos, a los doce tendrás cuatro, a los trece seis y así sucesivamente. Los demás procedimientos vienen a ser los mismos. Y ahora solo queda decir que tengáis unos felices Juegos del Hambre, y que la suerte esté siempre de vuestra parte.
Pum-pum. Pum-pum-pum. Pum. El corazón de martillea constantemente en la sien mientras mi boca está completamente abierta y mis brazos tendidos en el suelo mientras intento encontrar la cámara oculta. Esto es una broma, así de claro y de simple. Porque claro, después de todo lo pasado y todo lo vivido esto no puede ser más que una gran mentira.
La gente a mi alrededor empalidece. Algunos se vuelven locos y comienzan a correr y gritar. Yo tengo un conflicto interno sobre si desmayarme o aguantar un poco más. Las reacciones me demuestran que ni ellos mismos se lo explican, ni esperaban y que no es una broma. Respiro profundamente y mi mente comienza a funcionar. Es como si desde este mismo instante me transportara los juegos y tuviera que pensar una estrategia o algo para salvarnos. Son mis hijos los que están en peligro. Y más ahora que hasta un niño de once años puede salir elegido. Si las probabilidades de sobrevivir y ganar con doce son remotas, con un año menos son casi imposibles.
He de poner a Sarah y Jaden a salvo, he de llevármelos lejos de aquí. Sí. Peeta me lo prometió. Si les pasaba algo, si cualquier cosa hacía que me entrase el pánico de esta forma entonces huiríamos al bosque. Y Gale está aquí, él puede venirse con nosotros. Oliver tiene catorce años y puede salir perfectamente. Lo mismo ocurre con Finn que tiene un año más.
-Al bosque-digo-. Yo me voy al bosque con mis hijos, no pienso dejar que un gobierno absolutista y tirano vuelva a arrebatarme algo, y menos a ellos.
-Por supuesto-dice Peeta que no parecía reaccionar hasta ahora-. Vayamos a casa a recoger las cosas necesarias. Puede venirse el que quiera.
-Me apunto-dice Gale-. No podría soportar ver a mi hijo ir a uno de esos asquerosos juegos.
-Y yo no me quedo atrás-dice Annie-. Finnick nunca habría permitido que su hijo participara en unos.
Asentimos los cuatro mientras los otros piensan qué hacer. La verdad es que no importa mucho ya que ellos no tienen hijos y no les afecta. Lo único sería el yugo que deberían soportar al tener que estar trabajando hasta alcanzar un número determinado de lo que les corresponda. Sé que Paylor tiene que recuperarse y que seguramente ya tenga algún plan en mente para hacer que August deje el puesto. Effie no vendrá, no tiene nada qué perder y algo me dice que mi camino se separará del de Haymitch pues no la va a dejar sola. Mi madre nunca ha sido propensa a ir por el bosque, sin embargo, da unos pasos firmes y decididos y me coge la cara entre sus manos:
-Ya me he perdido cómo han crecido y no me voy a perder cómo van a ser libres.
-Y necesitaréis que alguien os proteja-dice de repente Johanna-. Total, no hay mucho que hacer por el 7.

Capítulo 8 (parte II)


Así que nuestro grupo lo forman Peeta, mis hijos, Gale, Oliver, mi madre, Johanna, Annie, Oliver y yo. Demasiado extenso para mi gusto pero al menos podremos defendernos si hay problemas.
-Contaréis con nuestra ayuda-dice Paylor-. El 13 siempre te deberá la vida, Katniss.
Asiento con la cabeza y me dispongo a irme cuando Beetee también se une al grupo. Sabe que lo necesitan en el 13, pero también comprende que nosotros lo necesitamos a él. Puede que solo sea temporal y que de alguna forma luego consiga regresar a su distrito, pero no duda en ofrecernos su ayuda. Listos todos, pasamos a despedirnos de nuestros amigos y sé que Cinna no me lo va a poner fácil.
-Iría contigo-dice-. Pero algo me indica que he de quedarme donde estoy, espero que lo comprendas.
-Claro que lo hago, y te voy a echar mucho de menos, pero al menos tendré seguro que vas a estar bien-lo abrazo con todas las fuerzas del mundo y le beso en la mejilla-. Gracias por estar a mi lado en cada momento, Cinna.
-No hay de qué. Siempre, Katniss, siempre.
La siguiente persona que me cuesta es Haymitch. Me acerco a él y nos abrazamos rápidamente. No necesitamos palabra para comprender lo que queremos decir. Siempre ha sido, es y será de esta manera. El cómo encajamos nuestros pensamientos para hacer que el otro sepa lo que queremos transmitir es algo que sé que jamas voy a encontrar de nuevo.
-Suerte, preciosa.
Me despido de Paylor, los estilistas y Enobaria apenada y todos me dan palabras de ánimo y consuelo. Antes de que deje el salón Effie llora sobre mi hombro y soy yo la que tiene que consolarla a ella.
-Cuidate, querida. El bosque es peligroso.
-Nada que no conozca. Cuídate, Effie.
-Eres nuestro Sinsajo- se le quiebra la voz-. Y te quiero.
Es lo último que me permito recibir ya que las despedidas no son lo mío, no quiero llorar y quiero partir cuanto antes. Me encamino hacia la puerta y una voz me detiene.
-Katniss- me llama Caesar-. No he tenido tiempo de deciros lo que sé.
-¿Y qué es?-pregunto mientras pongo la mano en el pomo de la puerta.
-Algo que no os va a gustar a ninguno y que nos va a dificultar las cosas un poco.
Veo en su mirada turbia la tristeza y me preparo para recibir otro duro golpe del destino. Sin embargo al abrir la puerta y encontrarme con varios agentes de la paz obtengo la respuesta.
-Van a por ti-responde Caesar al mismo tiempo que los agentes me cogen por el brazo y me sacan de la casa del mentor.
-¿Qué hacéis?-les grito-. ¡Soltadme!
Con todo el ajetreo el vestido comienza a arder. Por supuesto que son llamas falsas, sin embargo su realismo hace que se aparten y me suelten. Los miro con odio y encajo la respuesta de Caesar. “Van a por ti”. Eso significa que sabían que en cuánto me enterase de tal devastadora noticia iba a intentar escapar o a hacer algún acto a mi propio estilo y tenían órdenes directas de detenerme si era preciso.
Peeta sale disparado y me protege con su cuerpo.
-Alejaos de ella.
-¿Vais a algún sitio importante?-pregunta uno de ellos.
-No es de tu incumbencia-le espeta Sarah.
-¡Oh, mira lo que tenemos! Una joven sinsajo.
Veo amenazas por todas partes. Como si esos agentes fueran víboras apunto de atacar a mis pequeños y tengo que contenerme y no saltar hacia ellos. Desafían con sus miradas a mi familia, a mis amigos y no puedo permitir que me quiten lo único que pensaba que ya era mío por naturaleza. A pesar de todo sé que escapar se está quedando lejos de nuestras opciones a medida que siguen pasando los segundos. Son cinco y aunque nosotros los superemos en número tendríamos que defendernos, correr y cambiarnos, coger lo imprescindible y huir hacia el bosque aún más rápido. Además darían aviso en cuanto pudieran y no pienso volver a mancharme las manos de sangre si eso puede darnos más tiempo. Quiero que mis hijos huyan, pero si lo hacemos nos buscarán y no dudarán en matarnos en cuánto puedan. Así que no me queda otra que rendirme. Aunque vuelvan los juegos, aunque haya posibilidades año tras año siempre queda la opción de que la suerte esté de nuestra parte. Además puedo intentar pensar otro plan para futuros años, de todas formas queda un mes para la cosecha y eso me da tiempo para llevar acabo otra huida.
Gale, sin embargo, parece que tiene otros pensamientos en la cabeza y que no va a preguntar quien está de acuerdo o no. Pero Haymitch, que no sabía que estaba detrás de nosotros sale también detrás de él. Gale comienza a golpear a uno de ellos mientras el mentor de encarga de que otro no lo elimine. Yo retrocedo unos pasos para poner a Sarah y Jaden a salvo, y Peeta decide ayudarlos. Oliver ve que su padre está herido y corre a defenderlo. En un segundo Johanna y Cinna también corren a ayudar a los demás y se monta un batalla campal en mitad del jardín de Haymitch. Paylor se queda dentro de la casa y en su rostro contemplo la frustración de que esté en silla de ruedas porque sé que no dudaría en unirse también. Annie, que está a mi lado intentado que Finn no vaya a luchar también, me mira a los ojos con desesperación y sé que es lo que tengo que hacer.
-No os mováis-le ordeno a mis hijos-. Meteros dentro de la casa y esperad a que yo lo diga.
-Pero...-comienza Sarah.
-No. Esto tiene que acabar y no os podéis meter.
Dicho esto y empujándolos hacia el salón, le pido a Annie que cierre la puerta y que se encargue de que mis hijos no ayuden a su padre y de que ningún agente entre dentro. Entonces miro el escándalo formado y veo que cuatro agentes más vienen a ayudar a sus compañeros. Estos cuatro portan armas de fuego que sé que van a utilizar. Así que tengo menos de un minuto para cruzar la hierba, esquivar los golpes que podrían darme, atravesar la carretera y meterme dentro de mi casa. Cojo rápidamente el arco y las flechas que tenían colgados en el salón y pienso en si quitarme el vestido o no, pero también es cierto que las llaman me han ayudado y pueden volver a hacerlo. Salgo de nuevo a la calle y miro la escena: Peeta sosteniendo a un agente para que no le pegue más a Johanna, Gale intentado incorporarse del suelo mientras uno de ellos lo empuja de nuevo, Haymitch y Oliver luchando codo con codo para dejar fuera de servicio a uno, y el resto intentado dar un golpe certero. Lo que me hace moverme y posicionarme en mitad del asfalto en un agente de la paz cargando su arma y apunto de disparar a Cinna.
-¡Basta!-grito con todas mis fuerzas-. ¡Parad!
La gente parece no darse cuenta de que estoy justo ahí y entonces no me queda más remedio que captar la atención de todos antes de que alguien al que quiero acabe mal herido o muerto. Con mucho pesar me arranco un trozo de tela del vestido y espero que funcione. Las llamas comienzan a apagarse y con ellas mi esperanza, pero aún así lío la tela en la punta de una de las tres flechas que tengo a disposición y apunto al arma que tiene levantada el agente de la paz. Disparo y la tela comienza a arder con mucha fuerza a medida que va avanzando. Algunos parecen reaccionar al ver el fuego y aprovecho para volver a gritar.
-¡Se acabó!
Cargo otra flecha por si me hiciera falta y espero la reacción de todos. Johanna se escabulle de su atacante y detrás de ella va Peeta. Gale y Haymitch cogen a Oliver y se alejan unos metros. Cinna intenta irse pero el agente lo tiene bien agarrado. Apunto directamente a este agente. Mi flecha será más rápida que cualquier movimiento que quiera hacer.
-¿Vas a dispararme?-dice-. Mataré a tu amigo.
-Suéltalo y no te pasará nada.
El resto de sus compañeros hacen lo que le digo al otro y parece que no van a seguir atacando a mi familia. Pero el idiota que está cogiendo a Cinna por el cuello parece que aún no se ha quedado a gusto. Es un provocación hacia mí y si no fuera porque presencié hace tantos años como apaleaban a Cinna podría aguantar un poco más, sin embargo no estoy dispuesta a perderlo de nuevo. Miro a Gale por el rabillo del ojo porque él más que nadie sabe cuál es el paso que doy a seguir cuando voy a cazar algo. Teníamos como una especie de pacto no parlamentado que ambos sabíamos. Si era una presa grande él daba un rodeo y se posicionaba a uno de los lados de manera que él me viera a mí. Entonces sabía que tenía que prepararse para coger a la presa en cuánto tensase el arco un poco más de lo debido. Es justo lo que hago ahora. Gale corre y se pone detrás de Cinna y en cuanto tenso un poco más el arco se prepara para cogerlo. Disparo hacia el brazo del agente de la paz que suelta el arma y se queja mientras intenta arrancarse la flecha.
-Pagarás-profiere-. Ya lo verás.
Haymitch y Peeta vienen hacia mí por si hubiera que protegerme, pero los agentes se llevan a su compañero y dejan la aldea. Sé por sus miradas que algo harán para que pague por lo que he hecho y que si intento huir o algo por es estilo entonces me encontrarán y me matarán, pero sacudo la cabeza intentado convencerlos de que no será así.
Entramos dentro de la casa y entre todos curamos la heridas que todos tienen. Peeta tiene una brecha en la ceja izquierda y le han dado un buen golpe en el brazo. Mientras una de mis manos se afana por curar su herida y dejar que sangre, la otra es sostenida por la de mi marido.
-Lo siento, Katniss. Tenías razón. Los malditos juegos, todos nos van a perseguir siempre y yo te prometí que eso no sucedería.
-No, Peeta. No es tu culpa. Son los otros, son ellos. No teníamos manera de saberlo. Todos nos hemos quedado igual.
-Pero...-silencio sus labios con un beso largo y luego lo abrazo-. Te quiero.
Caesar carraspea y Paylor sale detrás de él. El presentador se cruza de brazos y cierra los ojos con fuerza. Supongo que él volverá a presentarlos y es algo que no le agrada en absoluto. Mi madre sale después de Paylor y se seca las lágrimas que ha derramado. Creía que ya no podía pasar nada peor, pero me parece que voy a dejar de creer.
-Caesar tiene noticias que darnos. Era lo que nos iba a decir antes de la retransmisión del Capitolio-anuncia Paylor.
Trago saliva y miro a Caesar que ni siquiera puede mirarnos a los ojos. Se frota la nuca y dice:
-Lo siento tanto. No os hacéis una idea. Al principio no quería creérmelo, no cabía en mi cabeza la posibilidad de la vuelta a los juegos. Y no sé como todos sabían que August era el que iba a salir, supongo que amañaron los resultados-hace una pausa. Se está disculpando y siente pesar por lo que ya de alguna manera todos sabemos, pero hay algo más. Algo que no quiere decirnos, que no quiere que pase, que sabe que nos va a afectar. Finalmente recupera las fuerzas y me mira directamente a mí-. Anoche hubo una reunión con los nuevos vigilantes de este año, el propio presidente y muchos de los que van a participar de una manera u otra. A esa reunión estaban convocados Effie y Cinna- los aludidos asienten-. No sé por qué después de todo han decidido volver a contrataros, más a ti, Cinna, pero es un hecho-suspira y se pasa la mano por el pelo violeta-. No debería contaros lo que voy a decir y mucho menos darle toda la información que le he dado a Paylor porque puede que me corten la cabeza, pero quiero ayudaros si está en mi mano. Resulta que August no ha dicho la verdad esta noche. Y lo cierto es que no me esperaba que mintiera, pero alguna razón tendrá. Katniss, lo siento, lo siento por todos, pero...los juegos no son dentro de un mes-el corazón me da una punzada y Peeta me agarra más fuerte la mano-. La cosecha es mañana.