Tapo
la botella con el tapón y me limpio la boca con la manga de la
camiseta. Effie, como no, me ha obligado a dejarla sobre la mesa y no
probar más gota hasta el banquete. Entiendo que quiera que esté
sobrio para no cagarla ni nada por el estilo. Pero en un día como
hoy, el licor se me ha indispensable. Mis niños, Katniss y Peeta,
esos chicos que hace 16 años conocí, a los que he visto crecer,
madurar y enamorarse, se casan. Necesito un trago. Sin embargo, Effie
me lo prohíbe. Esto es una de las cosas malas que tiene vivir a su
lado. El no poder hacer lo que me plazca. Parece mi mujer. Todo el
día regañándome por lo que hago o no hago. Recogiendo mi ropa
sucia por los suelos y poniendo lavadoras. Obligándome a beber mucho
menos de lo que lo hago habitualmente, asearme cada día en
profundidad, y obligarme a hacer la comida. Comida que no me gusta,
por supuesto. Pero una parte de mí se alegra. Estas tres semanas de
compañía me han hecho darme cuanta de lo necesitado que estoy de
estar junto a alguien. Y la verdad, Effie se podría decir que es
todo lo que quiero y necesito.
Puede
que no lo hubiese admitido antaño, y puede que ahora mismo, no lo
admita del todo en público-sólo Sarah y Jaden lo saben-, pero creo
sentir algo especial por ella. No sé cuando surgió. Si fue durante
los Juegos, después de ellos, o en estas tres semanas, pero algo
siento. Sí, todos los días nos peleamos, nos gritamos y todo eso.
Pero creo que precisamente por todo lo que hemos tenido que soportar
y vivir juntos, me gusta. Es una mujer con carácter, no lo puedo
negar.
-No
has dormido, ¿verdad?-me pregunta de repente, quitándome de entre
las manos la copa que aún tengo llena. Miento, la acaba de vaciar.
-No
mucho, ya sabes que no concilio bien el sueño.
-En
el Capitolio tenemos unas pastillas que podrían venirte bien. Pediré
algunas.
-No
hace falta-me estiro en la silla y bostezo.
-Sí
que lo hace. No duermes apenas y necesitas descansar-camina con sus
altos tacones por toda la cocina y hace café-. Ya sabes todo lo que
tienes que hacer con Peeta y los niños-me pone unos papeles entre
las manos y entorno los ojos-. Horas exactas, Haymitch, si no ya
sabes lo que luego pasa. Yo iré y vendré. No quiero obligarte a que
te arregles, ¿entendido?
-Entendido-digo
con voz cansada-. Me lo has repetido mil veces.
Y
aunque me lo ha repetido hasta un millón de veces, cuando vuelve a
casa y me encuentra sin vestir, comienza a dar órdenes como una
histérica tanto a Venia como a mí. A mí me regaña, como no, por
no haberme vestido, por estar bebiendo y por todo en general. Me coge
del brazo y tira de mí escaleras arriba.
-Eres
peor que un crío, Haymitch.
Dice
llevándome hasta mi habitación y sacando del armario mi traje. Me
lo tiende y sigue con sus riñas. Enumera tantas cosas que hago que
le parecen mal que pierdo la cuenta, mueve tan rápido los brazos y
se pasea tanto por la habitación que me pregunto cómo no se marea,
y habla tan deprisa que no me entero de lo que dice. Me limito a
asentir con la cabeza a todo lo que dice, sea bueno o sea malo,
mientras me siento en la cama y sigo observándola.
-¿Has
acabado?-le pregunto cuando se toma un segundo para respirar.
-No
me escuchas, ¿verdad?
-Lo
intento-afirmo-. Pero a veces es difícil.
Se
lleva una mano a la cara y sacude la cabeza. Entonces me río. Me
encanta verla así, porque sé que es mi culpa y porque me resulta
divertido que Effie pierda las papeletas.
-No
tienes remedio-me mira a los ojos y se acerca a mí-. Al menos hueles
bien. Vístete ahora mismo-me ordena alzando una ceja-, se hace tarde
y tenéis que llegar antes que Katniss.
Asiento
con la cabeza y cuando sale por la puerta me quito la ropa para
ponerme el traje gris oscuro. Cuando termino de vestirme, voy al baño
y me arreglo con algo de gomina y agua el pelo. Lo peino deprisa y me
lavo los dientes para no oler al licor que he estado bebiendo hasta
que apareció Effie. Lo bueno de las bodas es que siempre hay
alcohol.
Bueno,
alcohol, músicos, rosas negras, blancas y rojas. Mesas cubiertas por
manteles impecables. Asientos de arce. Un bonito altar. Espera, el
altar es redondo y hay bancos tanto delante como detrás. Por
supuesto no me puedo olvidar de la gente. Todas esas caras conocidas
que hoy rebosan en sonrisas y ojos brillantes cuando se posan en
nuestro pequeño grupo. Y Rachel. No me meto en la conversación
entre Peeta y su suegra. Así que doy vueltas sobre mí mismo
buscando algo, aunque no sé que es. Effie me saca de mi búsqueda
diciendo que ya es la hora, así que no tengo más remedio que
seguirla.
Cuando
veo a Katniss, se me corta la respiración y esbozo una de mis
mejores sonrisas.
-Luce
bien ese vestido, señorita Everdeen, por el momento-porque en cuanto
de el sí quiero, será Mellark.
-Gracias-responde-.
Tú tampoco estás mal.
-Como
siempre, más o menos.
Cinna
me mira a los ojos y cada uno toma un brazo de Katniss. Effie se
apresura por llegar antes que nosotros, y los tres nos limitamos a
esperar un minuto antes de comenzar a caminar. Andar hacia el altar.
Bueno.
Bueno. Bueno. Todo es excelente. La comida, la bebida, el postre, la
música y el ambiente en general. No podría pedir que fuera mejor.
Aunque supongo que las cosas sí que pueden ser mejores. Aún queda
el número final dedicado a Effie. La entrega de su tan preciado
regalo que Katniss pensó. Una idea genial que ayudé a construir y
que se hiciera realidad. Aunque lo que no entiendo es por qué tengo
que ser yo el que haga entrega de dicho obsequio.
Peeta
viene hacia mí sonriente.
-Es
la hora-anuncia.
-¿Es
lo que pienso?
Se
encoge de hombre y me indica que lo acompañe. Quizá he de dárselo
en un sitio apartado, lejos del resto de miradas indecentes que
puedan caer sobre nosotros. Así que lo sigo entre la multitud,
sorteando los peligros que hay por el camino-niños corriendo,
sillas, mesas, algún vaso por el suelo, piedras...-, hasta llegar a
una mesa cubierta por un mantel blanco.
-¿Que
es esto?-pregunto al tiempo que Effie sale por detrás de Peeta.
-Sorpresa,
tío Haymitch- oigo decir a Jaden y Sarah a la vez.
Entonces
Peeta destapa la mesa y encuentro trece botellas de licor. Me acerco
a ellas y veo que son exclusivas, demasiado caras y las mejores.
Increíble.
-¿Para
mí?-pregunto.
-Cada
una de ellas-dice Effie-, y esta es de mi parte.
Hasta
ahora no me he fijado que tenía ambas manos escondiendo algo detrás
de su cuerpo. Entonces veo que saca otra botella con un lazo rojo y
me la tiende. Es, de lejos, la más cara de todas las que hay sobre
la mesa.
-Es
del Capitolio-suspiro-, la mejor de entre las mejores. ¿Cómo la has
conseguido?
Se
encoge de hombros con una sonrisa divertida y mira hacia los chicos.
-Tenemos
que irnos-dice-, ahora volvemos.
-¿Dónde
vais?-pregunto extrañado y aún perplejo por las botellas.
-Olvidé
una cosa en la Aldea-dice Sarah antes de que Effie pueda abrir la
boca-. Tú quédate aquí disfrutando.
Veo
cómo los tres - Effie, Sarah y Jaden-, corren hacia la Veta y se
pierden entre sus casas. ¿Qué está pasando? Se supone que cuando
vuelva he de darle su regalo, ¿verdad? Miro a Peeta. Lo tenían todo
planeado. Cómo no. Me acerco a él y le doy un abrazo agradeciéndole
todo lo que hace por mí, no sólo ahora, sino todos los días.
Luego, junto con él, me pongo a observar cada botella, admirando su
valía y pensado en guardarlas para ocasiones especiales. Estas no
las puedo beber como si nada.
Al
cabo de una rato, vuelven a aparecer los tres, esta vez mucho más
sonrientes que antes y me preparo para darle a Effie lo que se
merece.
-Habéis
tardado un poco-digo.
-Hemos
tenido problemas por el camino-dice Jaden.
Miro
a Effie y me acerco a ella, no sin antes dedicarle una mirada a Peeta
para ver si es el momento adecuado, o he de esperar. Pero no, es
justo ahora.
-Bueno,
esto-señalo la mesa-, es mi regalo. Y estoy agradecido-miro a todos
los presentes y me pregunto por qué Katniss no está con nosotros,
ha debido pasarle algo. Aunque Peeta parece tranquilo-. Pero ahora es
tu turno-me acerco un poco más a Effie y la miro a los ojos
sonriendo-. De parte de todos, Effie, para que siempre que quieras
puedas unirte a nuestra gran familia y compartir los buenos momentos.
Tengo el honor de entregarte esto-me meto la mano en el bolsillo del
pantalón y rescato de él una pequeña caja cuadrada oscura que se
la muestro.
Effie
la coge, algo desconfiada, y la abre con sumo cuidado. Entonces se
tapa la boca cuando lo asimila y me abraza.
-¡Gracias,
gracias, gracias!-exclama efusivamente-. No sabéis lo feliz que me
hacéis con esto.
Corre
a abrazar al resto. A darle un par de besos a todo el mundo y
sonreír sin parar de dar saltitos. Nunca pensé que le haría tanta
ilusión que su regalo fuera la llave de una de las casas de la Aldea
de los Vencedores. Justo la que está a la izquierda de la de Peeta,
casi enfrente de mí, pero, una vez más, Katniss tenía razón.
Effie,
después de volver a agradecer a todo el mundo lo que hemos hecho por
ella y dejar escapar un par de lágrimas que reposan sobre mi hombro,
corre diciendo que tiene que ver a Katniss, que es importante.
Entonces algo me hace sospechar que le pasa algo. Las sospechas sólo
aumentan cuando Peeta sale corriendo tras Effie.
-Voy
a bailar con Finn- dice Sarah y asiento con la cabeza-. Me llevo a
Jaden.
Aunque
el chico intenta negarse para quedarse conmigo acaba cediendo y me
quedo sólo ante la mesa repleta de licores intentado encontrarle
sentido a algo. El por qué Katniss no está. El por qué Effie y
Peeta sí lo saben, o ella al menos. El por qué de los regalos. El
por qué de todo.
Tengo
una espina clavada. Algo me dice que las cosas en el Capitolio no van
bien. Que las elecciones están siendo como mi subconsciente sabe
pero no quiere pensar. Agarro una de las botellas y la miro con
deseo. Quizá abrir sólo una no sea malo. Celebrar otro año de vida
y la unión de Katniss y Peeta. No suena mal, ¿no? Sin embargo,
justo cuando me decido a ir a por un abre-corchos, el mal
presentimiento vuelve y dejo la botella donde estaba.
-Me
aburro-anuncia de repente Jaden y me sobresalta-. Quiero irme a
casa-continúa.
-Disfruta
pequeño, no todos los días tus padres se casan-contesto.
-Pero
no hay nadie con quién poder jugar.
Levanto
la cabeza para buscar a alguien con quien Jaden pueda pasar el rato y
me deje con mis pensamientos sobre las elecciones, los Juegos pasados
y el futuro que puede esperarnos a todos.
-¿Qué
me dices de Oliver?-pregunto cuando lo veo sentado.
-¿El
hijo de Gale?
-Sí,
el pobre también está sólo y aunque os llevéis tres años podéis
hablar. Vuestros padres son amigos-como si importara que sus padres
fuesen o no amigos para que ellos puedan llevarse bien o se vean
obligados a ello.
-Bueno,
algo me dice que Gale quiere más. ¿Has visto cómo mira a mamá?-veo
cómo mira con recelo al chico.
-Deja
esos asuntos para mayores-intento sonreír-. Anda, ve.
Me
mira y anda pesadamente hacia Oliver. Tiene razón, aunque no quiera
admitirlo delante de él. Pero Gale ama a Katniss y que estén ahora
mismo en la pista de baile, agarrados, bailando, no ayuda. Me
recuerda demasiado a los viejos tiempos, me transmite malas
vibraciones porque nunca sé por donde Katniss puede salir. Sé a la
perfección que está enamorada de Peeta y no me faltan pruebas, pero
no puedo negar de que hay un sentimiento que no soy capaz de
comprender ni de describir en su interior con respecto a Gale, y
viéndolos ahora puedo decir que me asusta. Katniss es predecible,
pero no sólo en ocasiones, y cuando no lo es...malo.
-Al
menos parece estar bien-mascullo entre dientes para mí, ya que
pensaba que estaba mal o que le pasaba cualquier cosa. Fuera lo que
fuese ya está arreglado.
Busco
con la mirada a Effie. Quiero hablar con ella de la boda, el tiempo,
el bosque, la decoración o lo que sea. Pero quiero, o mejor dicho,
necesito hablar con ella. Aunque también me conformo con Cinna que
viene hacia mí con cara de pocos amigos. Bien, esto es lo que estaba
esperando. El comienzo de la función. El acto representativo de mis
pensamientos más profundos que no quiero sacar a la luz e intento
esconder. Una sola mirada a mis ojos y sé todo lo que tiene en los
labios para decirme. Un ademán con los brazos y sé lo que está
pasando. Cierro los ojos, suspiro, los vuelvo a abrir y asiento con
la cabeza.
-Ha
empezado-comenta-, algo que en el fondo ambos sabíamos.
-Sí-lo
confirmo-, ¿cuando?
Se
encoge de hombros y mira su reloj. Se lleva una mano a la sien y la
masajea. No mucho. No queda apenas nada. Una semana, un par de días.
Quizá horas. Pero el daño ya está hecho.
-Paylor
está de camino. De hecho no creo que tarde en aparecer su
aerodeslizador.
-Por
lo que veo es demasiado malo, ¿me equivoco?
-No
hay margen de error-suspira-. Es cuestión de que se muevan los
hilos...
-...y
comiencen a manejar piezas-termino.
Pasan
unos segundos y a lo lejos se oye cómo aterriza la nave de Paylor.
Aguardamos en silencio su llegada aunque me ronda por la cabeza la
pregunta que Cinna también se hace. Esta vez no es un por qué, no
es un cómo, no es un cuándo, no es tan siquiera la pregunta de si
sólo es una imaginación. De si nos estamos equivocando y
exagerándolo todo. Y encima hoy, eso es lo que peor me sienta.
-¿Cómo
crees que se sintieron los primeros?-me doy la vuelta y miro a los
ojos de Cinna. Esta es la pregunta cuya respuesta espero que alguien
algún día pueda dárme. Aunque la contestación no tarda en llegar.
-Algo
parecido a nosotros, pero no tenían ni idea de lo que iba a pasar.
Nosotros sí-confirma Paylor que viene en silla de ruedas. Aún tiene
la cara con heridas, pero por suerte ya casi están cicatrizadas-.
Vamos, no hay tiempo que perder. Cuanto más tardemos en movernos por
el tablero más ventaja nos llevarán y no lo podemos permitir.
-Reserva
la reina para el final-digo yo, algo divertido, aunque no debería
sonar así.
-Tranquilos,
no va a ser la primera vez, pero ha de ser la última.
-Lo
será-dice Cinna-, lo será. Nos encargaremos de ello, ya lo hemos
hablado.
-Pero
siempre podremos cometer equivocaciones. Recordad que ya ha habido
muchos intentos y todos fracasaron- les recuerdo.
-No
todos-dice Paylor mirando a Katniss-, no todos.
Me
toca ir a por Peeta y lo agradezco, ya que enfrentarme a Katniss para
decirle lo que se nos avecina no es bueno. Es como comunicar el caos
al mismo caos. Katniss no tuvo muy buena reacción la última vez, lo
recuerdo como si fuera hoy, y hay algo que Peeta sabe y ella no. Algo
que le hemos ocultado las últimas semanas y que el recién casado
sabe con lujo de detalles, así que no resultará ni tan incómodo,
ni tan difícil. Espero que Paylor sepa mantener a raya a la chica en
llamas, sino, todos podríamos salir ardiendo.
-¿Dónde
está Peeta?-le pregunto a una Effie al punto de la histeria.
-Te
estaba buscando. Me han llamado desde el Capitolio.
-Lo
sé. Ha llegado la hora-anuncio.
Effie
se echa las manos a la cabeza y pierde la mirada en algún punto de
mis ojos. Ella también es vulnerable a este último ataque, aunque
no dejaré que le pase nada malo.
-¿Qué
vamos a hacer, Haymitch?
-Luchar
y no rendirnos, como siempre-le cojo la cara entre mis manos y le doy
un beso en la frente pese a que desearía hacerlo en los labios-.
Ayúdame a encontrar a Peeta, es lo único que te pido.
Asiente
con la cabeza y ambos, cogidos de la mano, nos vamos a buscarle. Lo
encontramos poco después, sentado en una mesa, hablando con Annie y
con Johanna. Perfecto, tres pájaros de un tiro. Así será mucho más
fácil. O todo lo contrario.
-Chicas-las
miro a ellas de forma compasiva y luego a Peeta-, Mellark. Tenemos un
problema-digo agachando la cabeza.
-¿Qué
clase de problema?-pregunta Peeta anticipándose a todos.
-¿Qué
te parece el problema de rememorar el pasado?
Dejo
la pregunta en el aire mientras ocho pares de ojos se clavan en los
míos, buscando consuelo, alivio, respuestas y el enigma en concreto.
Volver a hacer historia.
primera en comentaaaaaaaaaar!!me encanta de verdad, escribes de marabilla! ahora tengo ganas de saber que le ocultan a katniss , como reacciona ella a lo de gale y alo que le digan...
ResponderEliminarpara cuando el siguiente?
Hola, acabo de descubrir tu blog y me encanta te sigo^^
ResponderEliminarpor aqui me quedo :)
si quieres pásate por mi blog se llama sumergida entre paginas.
Un beso!
Laura Díaz: Muchas gracias por seguir leyendo. Gracias, de verdad. Todo se descubrirá pronto, no te preocupes :)
ResponderEliminarEl próximo capítulo calculo que estará para el domingo. Será largo y espero que lo puedas disfrutar.
Laura Martínez: Muchas gracias a ti también por leer. Me pasaré por tu blog. No lo dudes. Un abrazo, amiga :)
precioooosssooo! me ha encantado, encantado, encantado!. Lo que no me gusta esque Katniss no le preste atención a Peeta gr... ojalá aparezca DELLY y la ponga celosa muhahah :D.
ResponderEliminarAy y pobrecitos esto del Capitolio les estreopearan la boda :(. ¡que mal!...
SIGUE ASÍ, ME ENCANTA