sábado, 1 de diciembre de 2012

Capítulo 10 (Parte II)


Rendirse a veces puede resultar la mejor opción, le camino sencillo, corto, sin peligro. En ocasiones la redención es nuestra mejor vía de escape y nuestra salvación. Puede que huir en el momento oportuno y de la manera adecuada sea lo más apropiado y aquello que nos salve la vida. Pero para mí rendirse ahora es símbolo de falta de fuerzas y de voluntad. Sería como caerme desde un acantilado al vacío o como quedarme sin ojos y no poder volver a mirar el bosque. Flaquear en mis decisiones puede costar vidas, equivocarme ahora puede suponer la muerte de mis hijos y el fin de mi existencia. ¿Quién soy? El Sinsajo. ¿Quienes son mis enemigos?
-¿Mamá?- la voz de Sarah me sobresalta-. ¿Puedo pasar?
-Claro- contesto incorporándome.
-Papá ha estado hablando conmigo sobre lo que vais a hacer.
Así que Peeta le ha dicho a nuestra hija que he preferido a su hermano antes que a ella. Bueno, tarde o temprano tenía que enterarse, a lo mejor Peeta pretende que la chica coja cierto odio hacia mí y hacia Jaden para que se centre en ganar. Quién sabe lo que puede estar planeando.
-Cariño, lo siento. Me encantaría salvaros a los dos, pero...- Sarah corre a abrazarme y yo la estrecho entre mis brazos-. Te quiero tanto.
-Lo sé. No debes preocuparte, pase lo que pase siempre sabré que si elegiste a Jaden fue porque él es más débil que yo.
-Los siento de veras- un par de lágrimas recorren mis mejillas.
-No importa, pero ahora debes ir con él. Papá ya me ha dicho lo que me toca a mí. Tú tienes que pensar en su bien. Yo ya estoy bien protegida.
-Tienes razón- digo asintiendo con la cabeza-. Pero prometeme una cosa.
-Lo que sea- contesta.
-Júrame que no harás daño a tu hermano.
Sarah se queda mirando mis ojos. Es tan parecida a mí. Tiene la misma mirada que tenía yo cuando me prometí sacar con vida a Peeta del Vasallaje. Parece estar decidida a hacer lo que haga falta para que Jaden no corra riesgo, y la verdad es que agradecería que en vez que molestarse en ganar, mis hijos se protegieran el uno al otro hasta que...
-Tú una vez quisiste salvar a papá y lo conseguiste. Yo ahora me he propuesto salvar a Jaden y lo cumpliré.
-Eres la persona más valiente que he conocido- la abrazo con todas las fuerzas. No puedo pedirle que luche por ella misma, pero tampoco la puedo alentar para que abandone a su hermano.
Caminamos juntas hacia el vagón-bar donde se está sirviendo la cena. Tanto pensar en vengarse, en rendirse, en luchar, en volver a vengarse y en matar a todo aquel que haya participado en la vuelta de los Juegos, ha hecho que se me haya olvidado que comer es necesario para seguir con vida y sobre todo con mis planes.
Nos sentamos junto a Haymitch, Peeta y Jaden. Por cómo me mira mi hijo sé que sabe lo mismo que Sarah y que ahora me ve como su potencial salvadora y heroína. Le sonrío abiertamente y luego cojo la mano de mi marido.
-Hemos creado a los seres más maravillosos del mundo- le susurro.
-Lo sé- me mira y aprieta la mano-. Te quiero.
Effie entra cuando la comida se ha servido. Tiene pegotes de maquillaje por toda la cara y el resto ha desaparecido. Se ve que ha estado llorando desde el mismo momento en que se bajó del podio, y no sé si los demás la habrán visto, pero yo no he podido verla hasta ahora. Me gustaría decirle que no tiene la culpa de nada, que no se preocupe, que todo está bien, que sigo viéndola como la Effie de siempre. Pero algo me dice que es mejor callarme por ahora. Porque si lo que digo es verdad, si de verdad me quiero vengar de todos los que hayan puesto un grano en todo esto, ¿Effie estaría dentro de mi plan de venganza? ¿Estaría también Cinna? ¿Y los estilistas? ¿Las familias de los demás tributos? ¿Los mentores?
Medito mientras me llevo a la boca trozos minúsculos de carne, una carne de caza, aunque no logro reconocer de que se trata. Pero entonces, mientras mi mente se devana continuamente en un qué hacer infinito, mi estómago rechaza de lleno lo que acaba de llegarle y me veo corriendo por los vagones hasta mi compartimento, y una vez dentro de él, sin preocuparme por haber cerrado la puerta, me dirijo al baño para echar todo lo que había entrado en mi cuerpo. De hecho, creo que echo hasta lo que esta mañana desayunamos y puede que parte de la comida del día anterior. Es tan exagerado que me mareo al tercer vómito y siento que voy a morirme si no se detiene.
Effie es la primera en llegar, cargada con una muda de ropa y un vaso de agua que rechazo de inmediato. Intenta ayudar a que me incorpore una vez que he terminado y luego me ayuda a desvestirme.
-¿La carne estaba poco hecha?
-No me hables de comida, por favor- le imploro.
-Está bien. ¿Cómo te encuentras?
-Estoy empezando a ver borroso, y omitiendo que no volveré a probar bocado en días, creo que estoy bien.
-Vamos a tumbarnos en tu cama, ¿vale?
Asiento mientras cierro los ojos y dejo que me conduzca. Me sienta en la cama y poco a poco me voy tumbado. El mareo se incrementa mucho más y casi dejo de ver por completo.
-Voy a pedir unos exámenes médicos en cuanto lleguemos al Capitolio. Llevas unas semanas mal y últimamente es peor.
-Effie...
-Te pasó en la boda, y en el 13 te desmayaste.
-Effie...
-No puedes pedirme que no lo haga. Peeta seguro que está de acuerdo.
-No es eso. Me da igual los test que quieres que me hagan. Sólo quiero decirte que...- trago saliva y me arrepiento de hacerlo porque sabe fatal. Hago muchos esfuerzos para poder hablar antes de que el desmayo llegue-, no tienes la culpa.

Al despertar encuentro a mi madre a mi lado, tomándome el pulso y palpándome la frente. Me intento incorporar pero me detiene. Vuelvo a apoyar la cabeza en la pila de almohadas que me han colocado y respiro pesadamente.
-¿Cómo estás?
-¿Qué haces aquí?
-Vuelvo al Capitolio. Pensé que estarías mejor si te dejaba sola. Me llamaron en cuando te desmayaste.
-¿Cuánto tiempo llevo así?
-Unas horas. Hoy llegaremos al Capitolio.
La cabeza aún me sigue dando vueltas y aunque quiera, no creo que tenga las fuerzas suficientes como para levantarme. Tampoco es que tenga mucha hambre aún después de haber echado todo lo que comí. Sé que debería comer algo, sobretodo sabiendo que voy a tener que estar bastante fuerte para las semanas que nos esperan.
-¿Sabes lo que es?
-Hasta no hacerte un par de pruebas, no. Pero tienes que descansar, las últimas semanas te están pasando factura.
-Y lo que me queda- digo entre dientes.
No soy consciente de el tiempo que transcurre. Simplemente permanezco en un estado entre la inconsciencia y el sueño. De vez en cuando me quedo dormida, invitando a las pesadillas a hacerse con el control de mi mente. Cuando el miedo me invade hasta el punto de no poder soportarlo ni un segundo más, entonces abro los ojos y vuelvo a quedarme mirando a la nada hasta que mis párpados se cierran y tengo otro horrible sueño.
No puede terminar así. Esta historia no puede acabar con la muerte de uno de mis hijos. Estoy segura que debe haber algo que pueda hacer. Cualquier cosa, me da igual mientras ambos estén con vida y de una sola pieza. Si yo soy la culpable en parte de que vuelvan los Juegos, me presentaré voluntaria para que con mi vida se pague el precio de todas las familias destrozadas que ahora mismo están llegando al Capitolio. Estoy dispuesta a dar el último aliento si tengo la firme esperanza y convicción de que ellos estarán a salvo y sin daño.
La puerta de mi compartimento se abre. Me doy la vuelta entre las sábanas para encontrarme con un Peeta que no ha pasado la mejor noche de su vida. Hace dos días que estamos casados y aún no hemos podido compartir una noche solos. Además, parece como si esto nos hubiese distanciado en vez de unirnos. Es como si yo al haber elegido a Jaden, y él a Sarah, un muro se hubiera levantado entre ambos, separándonos en distintos equipos, bandos que se juegan la vida de uno de sus miembros y que harán lo que sea necesario para garantizar su supervivencia.
-¿Cómo te encuentras?
-Estable, de momento. ¿Qué hay de tus ojeras?
-Supongo que Cinna podrá arreglarlo.
Me incorporo y le invito a que se siente a mi lado. Puede que, de hecho, sí que estemos algo distanciados, y que si queremos tener la mente fría y clara para centrarnos en nuestro respectivo tributo, vayamos a tener que estar así. Sin poder casi mirarnos, sin dirigirnos apenas la palabra, con la mirada apartada de los ojos del otro y sin poder fiarse, pues nunca se sabe que estrategia vas a utilizar. Sin embargo no quiero que esto sea así. El Capitolio ya nos distanció una vez. Snow hizo que pensáramos en matarnos, y ambos lo hemos intentando el uno con el otro. Después de todo lo vivido, de habernos casado, de haber tenido dos preciosos niños, ¿en serio dejo que la vuelta de los Juegos nos separe, nos distancie, nos aisle en dos mundos completamente diferentes?
-¿En qué piensas?- me pregunta.
Me acerco a él hasta aspirar su aroma y luego, agarrándolo de la camiseta, lo tiro hacia mí de modo que queda encima mío. Comienzo a besarle en el cuello, a darle pequeños mordisquitos para luego huir corriendo hacia sus labios. Intenta separarse de mí para hablar, rechistar, decir lo que está pensado, pero no se me ocurre dejarlo ir, así que aprieto todo lo que puedo mis labios contra los suyos y espero hasta no tener más aire en los pulmones.
-¿Y esto?- cuestiona.
-Te quiero- susurro.
Su mirada azul, tierna, serena como el mar, tranquilizadora y enamorada me recuerdan muchas escenas. Besos en la cueva de la primera arena. La desesperación que sentía cuando no sabía si estaba vivo o no, el estado en el que me encontraba cuando estaba secuestrado en el Capitolio. Me acuerdo de cuando me tiró el pan, de cuando me dedicó la primera sonrisa, de la escena de la playa con la perla . Cuando me agarró por el cuello, cuando venía a consolarme por la noches. El latir de su corazón mientras me arropaba con caricias. Nuestra primera vez. Cuando insistió en tener a Sarah, cuando vino Jaden. Todos los regalos simples pero importantes que me ha dedicado. Cada palabra, cada sentimiento, cada sensación a su lado. Estar enamorada de él sin reconocerlo y sin saberlo siquiera. Quererlo más que a mi vida y ser capaz de todo por él.
-No puedo permitirlo- musito para mis adentros-. No puedo dejar que me alejen de nuevo de ti.
-¿A qué te refieres?- me pregunta al oído.
-A que no voy a dejar que toda esta situación arruine nuestra relación. Tiene que haber otro modo de hacer las cosas.
Eso es lo que quiero creer, lo que llevo diciéndome todo el día. Que no puede ser blanco o negro. Necesito caminos alternativos, poder elegir entre varias posibilidades.
Peeta me ignora con besos y caricias. Entierra sus dedos en mi pelo y yo sigo el juego de su lengua. Si tan sólo pudiera volver atrás...
-¿Sabes? Hemos llegado a la estación hace cinco minutos- se separa un poco de mí, jadeando-. Es lo que venía a decirte. Lo mejor es que apenas había capitolinos apostados ahí afuera para vernos. Puede que nuestra esperanza se halle ahí.
-¿Ahí?
Entonces mi cabeza encaja una pieza de un entramado laberinto de puzzles. Atrás. Atrás. Atrás. No necesito volver al pasado, no exactamente. Lo único que tengo por obejetivo es hacer que lo que hice vuelva a repetirse. Un levantamiento, una revolución, un altercado. Lo que sea. Los capitolinos, los distritos y el 13 más que nunca estamos unidos. Ahora todos estamos dentro del mismo juego.
-Peeta, creo que tengo la clave.
-¿De que?
-Para hace que nuestros hijos vivan- recito-. Para hacer historia, justicia, venganza.
-¿De qué se trata?- pregunta curioso, dejándome espacio.
-Como lo hicimos en el pasado. Como ya lo hemos hecho antes. Peeta- hago una pausa, asimilando mi propia idea e incluso mentalizándome-, tenemos que volver a la arena.

La venganza, tan eterna, tan absoluta, es lo que me impulsa a mover la siguiente pieza. Mi vida se ha basado en un juego de ajedrez donde me ha tocado ser la reina, la pieza más importante. Creí en su momento que eliminando a Snow conseguiría ganar, hacer jaque mate, sin embargo no me dí cuenta de que él sólo era un mísero peón. Lo que ahora tengo delante, el futuro que dentro de nada acontece, es el verdadero tablero. No sé cómo, ni cuando exactamente, ni de que manera, pero entrar de nuevo en el estadio es el siguiente paso. Tengo todo un largo recorrido, grandes zancadas entre cuadro y cuadro, hasta llegar a mi objetivo principal; derrotar a todos y cada uno de mis enemigos. ¿Quienes son? Todos aquellos que juran paz y seguridad y que luego hacen del Estado lo más inútil existente. Aquellos que me temen como amenaza y que han querido hacer de estos Juegos y este nuevo gobierno una forma de venganza contra mí. Lo que no saben es que yo sé jugar mejor. No tienen ni idea de que la venganza no es suya, sino mía. Desde el momento en que mi hermana salió elegida sabía cuál iba a ser mi destino, sobrevivir. Lo he hecho hasta ahora, pero en estos momentos me toca algo más grande. He de llegar a mi meta, he de honrar cada vida que se ha perdido, he de confirmar que nunca más volverán los Juegos, que jamás habrá un gobierno como el de ahora, que Panem será libre. Así que, de nuevo, me meto dentro de su piel. Recojo la coraza que antaño había arrojado y vuelvo a colocármela sobre los hombros. Dispongo de todas las armas necesarias para librar la última batalla y salir victoriosa. Lejos queda la chica de 16 años que abandonó su hogar con muy pocas esperanzas de volver. Atrás quedan todos los recuerdos. Este es el presente. Esta es la realidad. El futuro está por determinar y estoy segura de que seré yo quien lo dicte.
Soy Katniss Mellark, tengo 32 años, estoy casada con Peeta Mellark y voy a salvar a mis dos hijos, así como a una nación entera. Algunos me conocen por otro nombre, apodo que vuelvo a acoger.
Soy el Sinsajo y he vuelto con ganas de venganza.

5 comentarios:

  1. jodeeer me encantaaa vuelvo a repetirte no pares de escribir porfavor es bueniisisisismooooo.
    para cuando el siguiente??

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  2. Muchas gracias Laura :) Pues voy a intentar tenerlo para el fin de semana que viene que como hay puente podré escribir más. Pido paciencia ^^

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  3. no hay problema, no se dan las gracias; que gracias a ti por escribir

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  4. Me encanta, me lo leí en una hora. Sube más porfa (=

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  5. Se me olvidaba ponerte que he muerto xD Me acorde el otro dia xD Esperare el siguieente:D

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