No recordaba todo el lujo del
Capitolio. No recordaba sus edificios modernos, sus ropas
estrafalarias, ni tampoco el aroma de su ambiente. Es como si mi
mente hubiese querido olvidarlo todo, como si hubiese bloqueado cada
recuerdo de este lugar. También es cierto que la última vez que
vine no todo se basó en el lujo y la riqueza, en comer de sus
inmensos banquetes o admirar algo del entorno. La última vez vine
con el propósito de acabar con Snow. La última vez, mi hermana Prim
murió en sus calles.
Me detengo para examinar todo lo que
antes no me había parado a mirar. Cuando estaba aquí como tributo
lo que me interesaba era volver a casa con vida y esa era mi única y
mayor preocupación, aunque ahora tampoco es que me importe más de
qué piedras preciosas estén hechas las lámparas antes que la vida
de mis propios hijos, pero mientras espero a que vuelvan del Centro
de Renovación, no me queda otra. Bueno, esta eso o llorar y llorar
como otros padres lo están haciendo. Los contemplo a todos. Quedan
pocos mentores, aunque creo recordar que había más, puede que no
hayan querido venir y se les haya concedido. El caso es que todos nos
concentramos en una habitación. Hay distintas salas, cada una de
ella con un número representado cada distrito, pero el Capitolio y
el 13 no tienen su propio cuarto. Creo que antes, en los años
anteriores, cada mentor pasaba a su camerino y esperaba allí, sin
embargo hoy estamos todos unidos, de pie, llorando o fingiendo no
sentir nada.
-¿Katniss?
Me vuelvo para ver quién me ha llamado
y se me cae el alma al suelo. Abro la boca de par en par y dejo caer
los brazos.
-¿Gale? ¿Qué haces aquí?
-Oliver salió como tributo- dice
mirando al suelo-. Sé que tus dos hijos salieron, todo el mundo
habla de ello.
-No puede ser- mascullo entre dientes-.
¿Cuántas probabilidades había de que nuestros hijos salieran?
-Casi nulas- dice Annie abriéndose
paso entre otros dos mentores, o padres, ya no lo sé-. Eran casi
inexistentes, pero aquí estamos.
Me quedo mirándola por largo rato.
Annie es mentora, como yo. Me extraña que haya querido seguir
siéndolo después de todo y algo en su mirada me dice que no está
aquí precisamente por gusto. Pero, la única razón lógica que
encuentro para que esté aquí, es que Finn haya salido también, lo
cuál, en parte, no me resultaría raro, y, por otra parte, me
aterraría. Mis más oscuras sospechas se confirman cuando unas
lágrimas cristalinas resbalan por sus mejillas y Gale la abraza.
-No pasa nada, Annie. Cada uno hará lo
que pueda, no puedo garantizarte nada, pero Oliver no matará a tu
hijo, eso lo sé.
Ahí está. Es tan surrealista como
verdadero. Tan impensable con cierto. Tan real que duele. No sólo
son mis hijos los que están en peligro, no sólo yo estoy sufriendo.
No sólo Sarah y Jaden corren el peligro de morir y que no vuelva a
verlos jamás. Annie y Gale también pueden perder a sus hijos. Ahora
es mucho más difícil eso de intentar salvar a Jaden. No puedo
sentenciar a Sarah, pero tampoco puedo matar a los hijos de mis
amigos. Es imposible. Si antes lo tenía claro, ahora es algo así
como una obligación.
-Lo tenían planeado-digo-. Es
técnicamente imposible que todos nuestros hijos, los hijos de
mentores, salieran.
-¿Cómo lo sabes?- Peeta abre la boca
por primera vez desde que llegamos.
-Pensadlo. Si Sarah hubiese salido,
pero Jaden no, y, por ejemplo, Oliver sí, hubiese sido una
coincidencia. Incluso que mis dos hijos hubiesen salido podría
haberlo sido, sin embargo, al salir los cuatro, todos siendo hijos de
mentores, de las personas que luchamos contra el Capitolio, no se
trata de pura suerte, o, en este caso, mala suerte- hago una pausa
para ver si siguen lo quiero decir-, se trata de un patrón.
-Un patrón- repite Annie.
-Sí. Estoy segura de que en las urnas
correspondientes a nuestro hijos todas las papeletas llevaban sus
nombres, así no podría haber manera de que saliera otro.
-¿Con qué fin?
No me había dado cuenta de que Johanna
y Enobaria se habían unido a nuestra conversación. Las veo, ahí,
no dentro del círculo que hemos formado, pero lo suficientemente
cerca como para escucharnos. Ellas no tienen hijos, o, al menos es lo
que creo, así que supongo que si están aquí es porque
verdaderamente lo desean o están completamente locas.
-Supongo que con el fin de hacernos
daño- admito. Aparte de para vengarse de mí, y de todos los que me
rodean, claro-. Quieren venganza. Ya sabéis, entre todos acabamos
con los Juegos.
-No del todo- me recuerda Haymitch, que
como todos, se hace un hueco en el círculo-. Por lo menos me alegra
ver que no estamos solos. Supongo que Katniss tiene razón- me mira a
los ojos, asintiendo-, todo esto estaba planeado.
-Genial- suelta Peeta-. ¿Y ahora qué?
Todos se quedan callados, pensativos,
imaginando una respuesta, algo que resuelva nuestro problema. Sé que
ya no sólo se trata de mis hijos, sino que, además, están vidas de
personas conocidas en juego, así como otras vidas que no merecen ser
despedidas. Cierro los ojos. Me duele en el alma tener que volver a
ser el Sinsajo, tener que dar la cara por un país entero. Pero lo
necesito. Me necesitan. Si no lo hago, si no resurjo de entre la
cenizas y me pongo a la cabeza, entonces no se podrá ganar la
guerra. Todos confían en mí, en que yo halle la solución, en que
consiga, de algún modo, traer de nuevo la paz. Si lo hice una vez,
¿qué me lo impide ahora?
-Voy a entrar- anuncio. Me doy cuenta
de que mi voz ha sonado un poco por encima de las demás voces y no
me conviene que lo sepa todo el mundo. Así que, me acerco más a
todos ellos, que me miran expectantes-. Voy a volver a la arena-
susurro y me llevo el dedo índice a los labios para que no digan
nada. Ya de por sí somos el centro de atención, tanto porque somos
caras reconocidas y porque somos el grupo más grande reunido en la
sala.
-Vamos a volver- me corrige Peeta,
buscando mi mano.
-¿Qué?- suelta Haymitch,
consternado-. ¿Pretendéis suicidaros?
-Para nada- replico-. Pretendo salvar a
mis hijos, y a todos los demás tributos- digo a la defensiva-. ¿Qué
te hace pensar que no puedo lograrlo? Soy el Sinsajo- le recuerdo y
me enderezo-, no quiero decir que pueda con todo, pero si conseguí
desafiar al Capitolio una vez, lo haré todas las que hagan falta.
-Me gusta la idea- dice Johanna-.
Cuenta conmigo para lo que sea.
A Enobaria se le iluminan los ojos y
Annie esboza una triste sonrisa. Gale, por su parte, aprieta la
mandíbula y asiente mirando a Haymitch, que niega con la cabeza.
-¿Me quieres explicar cómo vas a
saltarte todo el control de seguridad, cómo te vas a colar en un
cilindro y cómo, con todas esas cámaras por toda la arena, vas a
conseguir cruzar el estadio, encontrar a tus hijos, en caso de que
salgas después de todos los tributos, claro, y traerlos de vuelta?
¿Te crees que vas a lograr burlar todo lo que tenga preparado? ¿Sin
morir en el intento?- el mentor comienza a reírse, pero entonces,
alguien lo empuja y ocupa su lugar.
-Beetee- exclamo.
-Bonita idea- me dice-. Y, querido
Haymitch, puede conseguirlo.
¿En serio? Me recuerdo a mí misma que
Beetee es el hombre que supo cómo romper el campo de la arena, cómo
conseguir salir de ella, así que, al igual que sabe cómo salir, lo
mismo también sabe cómo entrar. Además, contamos con todo el apoyo
del 13, y eso quiere decir que tenemos bastante tecnología a nuestro
alcance. Claro, puedo lograrlo. Sólo necesito algo de ayuda.
-¿Cómo?- pregunta Haymitch
incorporándose al grupo de nuevo.
Se hace un silencio. No sé contestar a
esa pregunta. Beetee parece saberla, él ha dicho que puedo hacerlo.
Todos los miramos hasta que finalmente se coloca con un dedo las
gafas en su sitio y dice:
-¿Qué os parecería entrar por un
aerodeslizador, desconectar las cámaras mientras Katniss y Peeta
pisan la arena y hacernos con el control de la sala de Vigilantes? No
sería complicado.
Por suerte no han retocado mucho a mis
hijos, más que nada porque sus estilistas fueron los míos y porque
ya les habían hecho algunos arreglos para la boda. Así que los
tengo casi iguales, quizás les falte algo de pelo aquí y allá,
pero no han tenido un gran cambio. Sonrío en cuanto los veo. Aunque
sé que no voy a estar mucho tiempo ahora con ellos.
-Odio esto- suelta Jaden dejando caer
los puños con fuerza-. No lo entiendo. Si se supone que nos tenemos
que matar dentro de unos días, ¿por qué tanto arreglarse ahora?
Siento un nudo en la garganta. Mi hijo
parece haberse hecho a la idea de tener que matar. No sé si llegado
el momento se atreverá a hacerlo, a manchar sus manos, pero está
claro que lo tiene muy presente. Está aquí para jugar a un juego
mortal, no para vestirse bien.
-Es un programa de televisión, ante
todo- digo resoplando-. Esta noche será el desfile por el Círculo
de la Ciudad y luego pasaremos al Centro de Entrenamiento. Cuatro
días duros, prueba privada con los vigilantes, entrevista pública y
arena- resumo y cierro los ojos con ganas de llorar.
-¡Vaya fastidio! ¿También vamos a
tener que arreglarnos para la entrevista?
Asiento con la cabeza y lo abrazo. Él
se queja por tener que volver a pasar por un proceso parecido al de
hoy y yo río. Nunca le ha gustado peinarse, ni ducharse, ni llevar
ropa incómoda.
-Quejica- le dice Sarah sacándole la
lengua-. No haces más que quejarte siempre, idiota.
-¿Oye, qué te pasa conmigo?- Jaden se
suelta de mis brazos y mira a su hermana con recelo-. ¿Tienes algún
problema?
-Tu existencia- responde ella con
furia-. Siempre molestando, siempre en medio.
-¡No es mi culpa!- grita el chico y
cierra los puños con fuerza.
-Mocoso.
-Tonta.
-Enano.
-Imbécil.
Me quedo asombrada. Nunca los había
visto así. Jamás han tenido una pelea así de fuerte. Puede que
algún día, por cualquier tontería como comerse el trozo más
grande de tarta o quizá sentarse en el mejor sitio del sofá, se
hubiesen dicho un par de insultos o gritado un poco. Pero ahora en
sus ojos veo rabia y odio acumulado. Veo desesperación y no me gusta
nada.
-¡Basta!- me interpongo entre los dos
que se estaban acercando el uno al otro demasiado y no me gustaría
nada que llegaran a las manos a minutos del desfile-. Ahora vais a
tranquilizaros. Nos vamos a ir donde están los carruajes y cuando
estemos en nuestra planta vais a hacerme el favor de decir que os
pasa. Pero ahora, no quiero oír ni un insulto más, ni una queja más
y mucho menos que os intentéis pegar- ambos intentan discutir mis
órdenes pero no les dejo-. ¡No! Luego lo hablamos, ahora haced el
favor de comportaros.
Los mentores y padres tenemos un sitio
reservado cerca de los patrocinadores, en la calle donde se realiza
el desfile, cerca del Centro de Entrenamiento. Lo que no pensé nunca
era que iba a presenciar lo que es ser mentor. Cuando eres tributo no
te das cuenta de que están ahí todo el rato, de que velan por ti,
se emborrachan para no sentirse tan mal y trabajan para intentar
salvarte la vida. No sabía que Haymitch vio el desfile desde aquí,
al igual que tampoco sabía que todos los mentores se quedan
esperando en una habitación hasta que los estilistas y maquilladores
acaban con sus tributos.
Uno a uno veo a los tributos pasar. Lo
malo de ser del 12 es que te tienes que tragar todos los trajes,
todos los carruajes y todas las reacciones de los capitolinos, aunque
este año no se parecen a las que tuvieron en mis juegos. No me fijo
mucho en las vestimentas, excepto las del 4, que Finn va casi desnudo
y la chica tributo parece morirse de la vergüenza con el atuendo tan
ligero que lleva. Cuando pasa el carruaje del 10, me pregunto cómo
será el traje de mis hijos. Supongo que será muy al estilo de
Cinna: llamas, negro, rojo y algo que cause impacto. No temo que
salgan desnudos. Es lo bueno de tener a Cinna en todo esto.
Parpadeo innumerables veces cuando veo
a mis hijos. Me froto los ojos y miro a Peeta, pero él está tan
asombrado como yo. No me lo esperaba. Nadie se lo esperaba. Supongo
que todo el mundo creía que las llamas llegarían con el 12, pero
Cinna ha decidido sorprendernos y dar un giro radical.
Mis hijos no van montados sobre el
carruaje, sino que están sobre dos caballos negros de pelo largo,
robustos y enormes. Las riendas, los estribos y las sillas son de oro
y mis hijos, en vez de tener algún atuendo oscuro, van enteros de
blanco. Ambos llevan como una especie de túnica con un solo adorno
en el hombro derecho de oro.
Ambos miran al frente y cuando las
cámaras enfocan sus rostros y yo los veo en las pantallas que hay
colgadas, veo que no tienen expresión alguna. De repente, ambos
tiran de las riendas con fuerza y los caballos comienzan a ir más
deprisa, cada vez más, y más. Adelantan al carruaje del 11, y luego
el del 10, la gente se queda absolutamente asombrada y, cuando
creíamos que todo estaba visto, un humo negro comienza a salir de la
vestimenta de ambos, hasta envolver a todos los carruajes por los que
pasan. Los distritos 11, 10, 9, 8, 7 y 6 quedan envueltos en una
neblina. Las cámaras no recogen ningún dato, ninguna imagen.
Comienzo a asustarme y a creer que el invento de Cinna no ha
funcionado esta vez cuando, de repente, dos bolas de fuego atraviesan
la niebla en dirección opuesta hacia donde tiran todos los caballos.
De repente, las dos bolas de fuego se unen y se detienen. El humo
consigue disiparse y veo a mis hijos sobre los caballos, uno
posicionado hacia la derecha y el otro hacia la izquierda. Los
caballos relinchan a la vez y hacen un cabriola, entonces, corren de
nuevo, esta vez a un ritmo más pausado, hasta llegar a su destino,
donde se detienen.
August parece perplejo con el
espectáculo que han dado mis hijos y una sonrisa se dibuja en mi
rostro. Cuando pensaba que no podría haber más sorpresas, una capa
de llamas blancas se extienden por la espalda de Sarah y de Jaden y
el nuevo presidente de Panem se queda con la boca abierta.
-Debemos irnos- dice Haymitch
levantándose de su asiento.
-¿Por qué?- pregunto dándome la
vuelta.
Veo que tanto Johanna, Enobaria y Annie
hacen los mismo que el mentor, así como otros mentores, sin embargo,
los nuevos mentores, los padres, y Peeta y yo que no tenemos ni idea
de cómo funciona esto, nos quedamos sentados.
-No sé si lo recordarás, pero cuando
entrasteis en el Centro de Entrenamiento nosotros- señala a los
mentores-, ya estábamos allí.
-Es cierto- recuerdo.
-Bien, cuando el presidente da el
discurso, los mentores se dirigen hacia allí- explica-. Vamos.
Los experimentados nos conducen por
unos pasillos subterráneos. Andamos por al menos cinco minutos y
luego giramos hacia la izquierda, recorremos lo que queda de pasillo
y subimos unas escaleras. Abro la puerta roja que tengo enfrente y
que pesa bastante, entonces salgo al interior de una grandísima
habitación donde los primeros tributos están entrando. Me empujan y
salen antes que yo algunos padres desesperados por reencontrarse con
sus hijos y Peeta me agarra del brazo para no caerme.
-No saben respetar- dice.
-Me doy cuenta- contesto-, aunque
nosotros deberíamos estar igual que ellos.
-Bueno, ya hemos pasado por esto antes.
-De distinta forma- cierro los ojos y
pasamos al interior.
Haymitch saca una petaca del bolsillo y
le da un largo sorbo. Me mira con complicidad y me la tiende pero
niego con la cabeza, no me gustaría tener que volver a desmayarme o
vomitar como en el tren. Cinna y los demás estilistas entran por
otra puerta y me doy cuenta de que al cerrarse parece que no es una
puerta. Por fuera tiene los mismos colores que la pared y es como si
se camuflara, de hecho nunca había visto esa puerta, y tampoco por
la que yo acabo de entrar. No sabía que estaban ahí.
-El Centro de Renovación y el Centro
de Entrenamiento así como otros edificios están conectados mediante
una serie de túneles- me susurra Haymitch que parece haberse dado
cuenta de mi perplejidad-. Cada túnel tiene un color diferente en
las paredes, así sabes adónde vas, pero en cuanto sales al edificio
que conecta uno con otro, bueno, es como si esa puerta no existiera.
Ya sabes, si los tributos saben de su existencia, pueden intentar
escaparse- me aclara y luego se echa a reír-. Secretos que descubres
cuando eres mentor.
-¿Y se puede lograr? Escaparse.
-Oh, querida, nunca lo he intentado-
vuelvo a darle un trago a la petaca y se la guarda-. Mira a tus
hijos- los señala-. Este año Cinna supo renovarse y hacernos estar
con la boca abierta un rato.
Alcanzo a Peeta y ambos le damos la
enhorabuena al estilista, que, como dice Haymitch, este año nos ha
impresionado a todos. Él parece contento, satisfecho de su trabajo,
y esboza una elegante sonrisa. Alega que no ha sido para tanto,
aunque por el brillo de sus ojos, sé que piensa todo lo contrario.
-¿Cómo hiciste lo de los caballos?
-Bueno, supuse que quitar la carroza y
poner a tus hijos sobre sus lomos sería algo impresionante, así que
pedí que se entrenarán a los caballos para que hicieran justo lo
que han hecho. El traje, el humo y las llamas fue algo que tenía
pensado desde hace tiempo y sólo tuve que desarrollar la idea.
-Pues ha sido perfecto- sonrío.
Mis hijos bajan de sus caballos negros
y los acarician antes de correr a abrazarnos. Sarah tiemblan en mis
brazos, supongo que de la emoción, y al ver de cerca el adorno
dorado, sé que de ahí ha salido todo ese humo. Las llamas supongo
que habrán sido como siempre, sólo que Cinna les ha cambiado el
color.
Jaden da saltitos alrededor de su padre
y cuando ve a Cinna lo abraza con fuerzas diciendo que ha sido la
mejor experiencia de su vida y que quiere volver a repetirlo.
-Mamá, casi me da un infarto encima de
eso- señala su yegua negra-, pero si vuelvo a casa con vida quiero
que me compres uno- añade con una sonrisa resplandeciente en el
rostro.
-Saldrás con vida- respondo
automáticamente y luego le acaricio el pelo-, tú y tu hermano- le
guiño un ojo.
-¿Cómo?- pregunta casi escandalizada.
-Es un secreto, pero te lo prometo.
Vuelve a abrazarme y le doy un beso en
la frente. La quiero tanto. Me da remordimiento el pensar que he
elegido a su hermano, aunque en realidad, todos sabemos que si lo he
escogido a él es porque lo veo más débil que Sarah.
-Muy bien. Cinna, el trabajo esta vez
supera el sobresaliente, pero, por mucho que me guste ver caras de
odio a uno y otro lado de la sala, nuestra planta nos espera- Effie
sale de la nada, envuelta en un traje verde y mira a Haymitch de
reojo.
-Claro- digo yo mirando al resto de
tributos que parece fijarse bastante en mis hijos.
Subimos al ascensor que nos dejará en
nuestra planta, sólo nosotros, aunque somos bastantes: Cinna, Effie,
Haymitch, Sarah, Jaden, Peeta y yo. Me pregunto cómo estará Gale,
cuándo volveré a encontrarme con él, Johanna, Enobaria , Annie y
Beetee. Todos debemos reunirnos pronto para concretar un buen plan en
poco tiempo. Lo peor de todo es que no nos vamos a poder preparar
físicamente. De repente me alegro de no haber dejado la caza.
Nuestra planta, la más grande y
espaciosa del resto, sigue igual a como la dejamos hace tantos años.
No ha cambiado nada, salvo los avox. No los conozco, aunque tienen la
misma expresión que los anteriores. Pasamos todos dentro y veo cómo
mis hijos, curiosos, comienzan a tocar todo aquello que ven poco
común.
-Se nota que no han nacido con los
juegos presentes- me dice Peeta cogiéndome la mano-. Nunca se han
preocupado por la falta de comida, las teselas o salir en la Cosecha,
y por eso ahora están como si no pasara nada, como si fuera un
viaje. Sé que en el fondo son conscientes, ambos, pero no como
nosotros.
Asiento con la cabeza. Para ellos en
realidad esto es como un juego. No saben lo que va a suponer, sí, en
teoría creen saber que se van a tener que matar, pero no han pasado
los años de vida que tienen con el miedo de estar hoy justo aquí,
no han visto unos juegos de verdad nunca, y eso los hace ser menos
agresivos y fieros. Es como dice mi marido, piensan que están en una
especie de viaje, no saben que se van a encontrar, no intuyen que los
van a matar. No son conscientes del todo y eso me preocupa, aunque
también me da esperanza; los otros niños están igual que ellos y
la mayoría de mentores son padres que no han pasado por la arena, lo
que me daría gran ventaja tanto si consigo entrar como si no. Sus
hijos nunca irán tan preparados como los míos, y sus padres nunca
estarán tan concienciados como yo.
Al llegar al salón veo que hay una
mujer de pie, dándonos la espalda, contemplando algo por la ventana.
Sin girarse dice:
-Esto no ha cambiado nada.
Es Paylor.
jo jo, esto se pone bueno!! espero poder leer pronto el siguiente.
ResponderEliminarGracias :)
Eliminardiooos que ganas de leer el siguiente buff... me encanta!!
ResponderEliminarpara cuando el siguiente???
te falta mucho para hacer el siguiente capitulo??
ResponderEliminarHola, Laura. Siento responder tan tarde. Se me ha roto el ordenador (básicamente le tiré agua encima sin querer)aunque parece que tiene arreglo y la verdad es que espero que sea así. En cuanto esté bien, publicaré ^^
EliminarHola.
ResponderEliminarMe encanta tu historia en serio, y creo que no soy la única... Verás, he estado mirando en internet, y me he encontrado con un blog que tiene EXACTAMENTE esta historia. Te han plagiado, y descaradamente. Aquí te dejo el link (ni siquiera se molestaron n cambiarlo mucho)
losjuegosdelhambrelavenganza.blogspot.com
En fin, espero que cierren este blog, porque se están llevando méritos que son tuyos.
Un beso, espero haberte ayudado, y espero con impaciencia el próximo capítulo.
Muchas gracias La chica en llamas :)
EliminarNo sé si has escrito bien el nombre del blog, pero no me sale como link :S Sea como sea, no tenía ni idea de que alguien me estaba plagiando, gracias por avisar. La verdad es que esta historia está pensada desde antes de que se estrenara la película (haces bastante xD)y aunque no tengo todo escrito, el final y algunas escenas las tengo escritas en papel, y lo hice delante de algunas amigas que pueden verificar que la idea primogénea de esta historia es mía. Sólo espero que aquellos que empezasteis a leer aquí lo comprendáis, porque aquellos que vengan después pueden pensar que soy yo la plagiadora y la verdad es que eso duele.
Muchas gracias de nuevo ^^
Me encanto tu historia!
ResponderEliminarAl igual que tu me quede con ganas de mas después de terminar Sinsajo.
Tienes muchísimo talento no dejes de escribir me encanta como vas armando el trama, me e leído todos los capítulos en un día!!!
Espero con ansias el nuevo capitulo! Si que tienes talento confirma mis sospechas, Katniss esta embarazada? esto de los mareos y el vomito me hace pensar eso!
Sigue escribiendo y claro no descuides la escuela.
Hola, Karen :)
ResponderEliminarMuchas gracias, entre todos conseguís sacarme los colores :3 ¡Increíble que te lo hayas leído todo en un día!
Siento que os tengo a todos abandonados. En la entrada antes de esta explico que apenas puedo escribir por los exámenes, pero es que ahora es totalmente imposible porque ando con el portátil roto (ahora mismo contesto desde el ordenador de la vecina que me lo ha prestado xDDD).
Espero de verdad poder colgar el siguiente pronto ;)
No sé si el resto de la gente que me lee lo querrá saber, pero te invito (a todos los demás igual) que me sigas en twitter y por DM te contesto a todo lo que quieras ;) Soy @FourTrisvatic12, si me sigues dime quién eres ^^
Muchas, muchas graciaaaaaaas ^^
ME ENCANTA como escribes, y me encanta como llevas la historia, sabes como dejar la intriga en cada final de los capítulos dejándonos con ganas de más :)
ResponderEliminarEspero que subas cuanto antes nuevos capítulos que hoy prácticamente me leí todos los que leas hasta ahora y parece que me mero de intriga queriendo saber mas jaja
Tengo curiosidad por saber lo que le pasa a Katniss (aunque estoy con Karen con que parece que está embarazada!) y si pasará algo entre Sarah y Finn, que emocionante está todo!
Muchas gracias por compartir tus historias con nosotros, y ya me encargue de correr la voz entre mis amigas tributos para que sepan de ti ;P.
Sigue escribiendo tan bien como ahora, y no importa cuanto tenga que esperar, que leeré todo lo que subas. Un beso.
llevo meses mirando dia a dia haver si avias suvido algo nuevo esto es una pasada bueno la pasada eres tu komo escrives a mi tambien me gusta escrivir pero esto es flipante enserio .
ResponderEliminarMuchas gracias por seguir dejando a la gente envovada con la historia